La Salvaora
Paseo de Els Rajolars, 14
1956 (conjunto principal)
Privada
Abandonado
6.371m²
19.130m²
La Salvaora es uno de los principales conjuntos industriales que se conservan en Els Rajolars. Según los testigos locales, debe su nombre a la visita de la cantante Lola Flores y su marido Manolo Caracol en los días de su inauguración, cuando bautizarla con el nombre de una de sus canciones.
La parcela en la cual se sitúa ocupa la práctica totalidad de la manzana situada en el extremo noroeste del ámbito, conformando el límite con el casco urbano. Aun así, esto no siempre fue así. En una primera etapa esta manzana estaba dividida en varias parcelas en las cuales llegaron a existir hasta un total de tres conjuntos independientes.
Ya en los años 40, se encontraban las fábricas San Blas y Pascual Barreres, situadas en los extremos suroeste y nordeste respectivamente. Posteriormente, aparece el conjunto de La Salvaora que absorbe las construcciones de Pascual Barreres, manteniendo algunas naves y construyendo otras nuevas. Finalmente, la fábrica de San Blas desaparece también en algún momento entre 1977 y 1992, quedando solo La Salvaora. Todavía se conservan algunas de las construcciones de los dos conjuntos desaparecidos, como sus respectivas chimeneas o la nave de recepción de tierras de San Blas.
Del conjunto de La Salvaora se mantienen, en mejor o peor sido, todos los componentes funcionales de una industria ladrillera de mediados de s. XX, lo cual permite observar cada elemento en su contexto y en su relación con el resto de piezas. Es por eso que esta fábrica constituye uno de los ejemplos más valiosos del ámbito a la vez de ilustrar los valores etnográficos de Els Rajolars.
En los últimos años se ha acelerado notablemente el proceso de deterioro, colapsando una parte importante de las construcciones. Esto hace que muchos de los elementos constructivos hayan quedado expuestos a la intemperie en un grado mayor al original y que los diferentes sistemas estructurales hayan ido perdiendo elementos fundamentales, dejando muchos de los edificios en un alto grado de precariedad. Es previsible, por lo tanto, que en los años siguientes continuamos viendo como se acelera este deterioro si no se acometen trabajos de restauración o consolidación necesarios.